Fue el otoño del 2010, ese, como cualquier otro día nos dispusimos a salir a la plaza para esperar a nuestro contacto, mi amigo Ariel y yo esperamos por varias horas en la que tristemente no llego aquel sujeto. Ya en la noche nos dispusimos a llamarlo al celular que al principio no contestaba, después de veinte intentos por fin contesto el individuo.
Al día siguiente volvimos a esperarlo en el mismo lugar y a la misma hora. No pudimos aguantar más, él se tardo demasiado y nosotros nos fuimos. Diez minutos después de marcharnos, él nos llamo, tuvimos que volver. Luego de unos minutos llegamos a la plaza, por fin lo encontramos pero fue demasiado tarde, él ya estaba furioso, todo cubierto de sangre caminaba totalmente apresurado, sus dos hermanos atrás intentaban alcanzarlo: uno no paraba de llorar, él otro escondía el machete.
Paso por la Estación Policial, ahí estaba una señora esperando a que los oficiales llegaran de su patrullaje. Las miradas se cruzaron, la señora quedo inmovilizada: solo atino a echarse a correr lo más rápido que pudo, persignándose una y otra vez. Solo pudimos mirar a lo lejos tal incidente, sin poder hacer nada, si tan solo nos hubiéramos quedado a esperarlo por diez minutos, todo sería tan distinto.
Por: Rudy Guarachi Cota (Rudev Nebo)
Twitter: @rudevnebo
Al día siguiente volvimos a esperarlo en el mismo lugar y a la misma hora. No pudimos aguantar más, él se tardo demasiado y nosotros nos fuimos. Diez minutos después de marcharnos, él nos llamo, tuvimos que volver. Luego de unos minutos llegamos a la plaza, por fin lo encontramos pero fue demasiado tarde, él ya estaba furioso, todo cubierto de sangre caminaba totalmente apresurado, sus dos hermanos atrás intentaban alcanzarlo: uno no paraba de llorar, él otro escondía el machete.
Paso por la Estación Policial, ahí estaba una señora esperando a que los oficiales llegaran de su patrullaje. Las miradas se cruzaron, la señora quedo inmovilizada: solo atino a echarse a correr lo más rápido que pudo, persignándose una y otra vez. Solo pudimos mirar a lo lejos tal incidente, sin poder hacer nada, si tan solo nos hubiéramos quedado a esperarlo por diez minutos, todo sería tan distinto.
Por: Rudy Guarachi Cota (Rudev Nebo)
Twitter: @rudevnebo